Excelente artículo.
Al mirarnos al espejo, la mayoría vemos cosas que nos gustaría mejorar. Por ello, nos arreglamos la ropa, nos retocamos el peinado o utilizamos algún cosmético, y entonces reanudamos nuestras actividades diarias. El deseo de presentar buen aspecto es algo normal y adecuado; no obstante, en el caso de algunas personas, el afán de lograrlo llega a extremos, dando lugar a una enfermedad que se conoce como trastorno dismórfico corporal, o TDC.
El Manual Merck de Diagnóstico y Tratamiento lo define así: “Preocupación por padecer algún defecto en el aspecto físico que causa malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto”. Puesto que se suele imaginar el supuesto defecto o exagerar alguna imperfección mínima, la percepción que el paciente tiene de sí mismo se denomina también fealdad imaginaria.
El profesor J. Kevin Thompson, de la Universidad de South Florida (EE.UU.), afirma que el TDC no es…
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